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Noticias Amor y Rabia

Animal Laborans: ERROR 404

Published on: miércoles, 24 de mayo de 2023 // ,

Por Jonathan Pérez Fernández

 

10 de mayo de 2022


De niño, pasaba los veranos en Palacios del Pan, un pueblo de Zamora donde vive mi abuela. La casa vieja lindaba con el ayuntamiento, donde jugaba con los amigos cuando el alguacil se olvidaba de echar la llave. El edificio tenía dos plantas unidas por una escalera de mármol. En el descansillo, encima de una palmera artificial, había un cuadro en el que se veía un campo castellano, a punto de cosecha, con un lema escrito en el cielo: “Del trabajo de los hombres, nace la grandeza de sus pueblos”. Intuíamos la solemnidad de aquella frase en el mundo de los mayores. Mi amigo Iván carraspeaba y decía con voz grave: “del trabajo de los hombres, nace la grandeza de sus pueblos”.


Pronto descubrimos que la valía de una persona se correspondía con las horas dedicadas a enriquecerse o con el dinero y las propiedades acumuladas. En las comidas familiares, se decía “ese no ha dado un palo al agua”; “ese trabajó hasta que no pudo más”; “esa ha vivido del cuento”; “esa tiene el cielo ganado”. Merecía aplausos quien recibía una pensión por haber migrado en su juventud a Alemania. Quien se había jubilado anticipadamente era indigno.


Hoy, a la hora de comer, les he preguntado: ¿por qué habéis trabajado tanto? Ellos han dicho que es lo que toca, que gracias a eso yo puedo estudiar, que trabajan menos que la generación anterior, aunque si miro desde fuera, constato cómo la ambición, traducida en número de horas laborales, ha ido creciendo hasta llegar a mi padre, quien ha asegurado que “uno no puede estar sin trabajar”.


No se refiere a que haya que trabajar para comer, sino a que hay que trabajar para estar bien con uno mismo. Hay tres personas de mi familia con depresión. Mi padre encuentra la causa en el exceso de horas libres, que, sumado a la falta de empleo, provoca que uno tenga “demasiado tiempo para pensar”. He creciendo viendo al ocioso como alguien desgarbado, ojeroso, con problemas digestivos, alguien que pasaba las tardes en un sillón con las persianas bajadas.


17 de mayo de 2022


Me gustaría —solo durante estas páginas— ser filósofo y haber desarrollado un sistema que hiciera trizas aquel lema pintado en el cielo de Castilla. Pero solo escribo, zigzagueo, reflexiono para impugnar la idea del trabajo como elemento constitutivo del ser humano. Una idea que mi bisabuelo legó a mi abuelo, mi abuelo a mi padre y mi padre a mí: asumo el privilegio de haber recibido una educación que ellos no tuvieron, sí, y me niego a tomar el relevo, a correr con la mercancía averiada en la mano.


“Uno no puede estar sin trabajar”. Esa frase también la acaba de utilizar mi amigo Carlos. Asegura que no coge un mes entero de vacaciones, sino que lo parcela en semanas a lo largo del año, para no tener demasiado tiempo libre. El día es un día invertebrado si no hay hora de entrada y de salida. ¿Por qué?


Según Pascal, en el siglo XVII el número de creyentes había disminuido porque la gente ya no iba tanto a misa. Es decir, si voy a misa todos los domingos y participo en el ritual, las probabilidades de creer en Dios serán mayores. Si de los dieciséis a los veinticuatro años, hubiera pasado ocho horas al día en una fábrica de neumáticos, como mi amigo Carlos, hoy estaría pensando en comprar una casa con lo ahorrado y quizá me sentiría un poco inútil si no dedicase ocho horas al día, de lunes a viernes, a producir material para vehículos.


El individuo al que da forma el capitalismo tardío, al que necesita, “no es el hombre religioso o el hombre de bien, sino el consumidor que se siente feliz de serlo”, como indicaba Passolini. Carlos, además de ahorrar para comprar una casa, gasta el dinero en accesorios de la moto, en plataformas de series y películas, en tabaco, en pizzas gourmet del Mercadona o en ropa de usar y tirar de Primark.


El animal laborans contemporáneo, como ya señaló Javier Saavedra, construye su identidad muy precariamente por medio de la adquisición de identidades mediante el consumo. De la fábrica al centro comercial. Somos un trabajo, un coche nuevo, unas zapatillas bonitas, la marca del tabaco que fumamos, lo que dicen las etiquetas de nuestras camisetas y nuestros posts, una cafetera de cápsulas, el crucero al que nos subimos para estar confinados después de una pandemia. El primer eslabón, el más importante, no solo a nivel material sino también metafísico es el trabajo, la varita mágica que convierte al ser humano en ciudadano digno. El colectivo Krisis, en su Manifiesto contra el trabajo, afirma: “Los sacerdotes de la religión del trabajo siempre han predicado que el hombre, según su supuesta naturaleza, es un animal laborans. No se hace hombre hasta que, cual Prometeo, somete la materia natural a su voluntad y se realiza en sus productos”.


La dulce inercia que nos empuja a convertirnos en seres útiles, en cuerpos productivos que consumen, es aún más despiadada en los márgenes. Veamos.


El sociólogo Jamie McCallum hizo un estudio en un Work Ethic Camp (1) de Estados Unidos. Allí, se utiliza la ética del trabajo para enderezar a los delincuentes. Reinserción social y laboral van unidas. Los entrevistados por McCallum aseguraban que “es tan importante creer en el trabajo como trabajar” o “es una cárcel, pero también una escuela; la cárcel enseña y no hay nada más importante que aprender a trabajar”. El proceso de normalización, de resocialización, que se lleva a cabo en las instituciones penitenciarias usa el empleo como incentivo: quien produce, quien trabaja durante la “estancia” en prisión, saldrá antes.


He usado el estudio de McCallum porque es más probable conseguir una buena instantánea del poscapitalismo en las cárceles, los no-lugares de Foucault, que en la plaza pública, donde el sistema se disfraza, los lemas meritocráticos tiñen de rosa el aire y las frases que azuzan una libertad mentirosa son como luces estroboscópicas que nos atontan. En las cárceles, el Estado enseña al individuo a perfeccionarse, a dejar atrás los malos hábitos a través de un empleo. El buen preso acabará encajando con lo que se espera del sujeto contemporáneo. La nueva regla monástica: Consume et labora. El ocio del animal laborans ya no es tiempo libre sino tiempo de consumo. Un tiempo que es oro, moneda, dígito.


Aristóteles aseguraba que el ocio, no el negocio, es la esfera de la vida donde los seres humanos pueden acercarse a sus verdaderos “yoes”, donde han de luchar para alcanzar la virtud. A día de hoy, hay quien busca “sentirse realizado” en el trabajo, como si la oficina fuera el lugar que viene a completar al individuo. Se concibe el ámbito laboral como un espacio en el que el individuo llega a ser, se perfecciona, adquiere una identidad, encuentra una respuesta no vergonzante a las preguntas “y tú, ¿qué eres?; ¿qué haces ahora?”. Soy abogado, rider, agente inmobiliario. Defiendo a quien me paga, reparto a domicilio, vendo casas. ¿Y tú, el que se esconde en la esquina y mira al suelo? Yo no trabajo, no hago nada.


El “sentirse realizado” tiene que ver con la vinculación emocional entre empleado y empleador. Se busca unir la ganancia de la empresa al crecimiento profesional y personal —buen abogado, mejor persona— del asalariado. El empleado, además de vender su fuerza de trabajo, hoy ha de tener una actitud jovial, mostrarse agradecido. Proactividad. Mi compañero de piso trabaja en el McDonalds y le congelaron el sueldo hace dos años. Ahora bien, McDonalds lo obliga a rellenar unas preguntas tipo test para fingir que conoce su estado emocional y le da consejos prefabricados a través de una app de psicología. La ética del trabajo erige al empleador en un pater familias de cartón-piedra, en un tutor negligente que cuida al tutelado solo para la foto.


Cuando estalló la pandemia de covid-19, cayó la máscara de la vinculación emocional. Se pudo ver que la “preocupación” por el bienestar del trabajador no era algo esencial, sino un lujo prescindible. El ambiente aparentemente beatífico fue sustituido por el sálvese quien pueda. La desvinculación emocional fue una de las causas de la Gran Renuncia: más de cincuenta millones de estadounidenses dejaron su empleo en el año 2021 (2).


Iván, amigo del pueblo, me ha hablado hoy de la Gran Renuncia en una terraza de La Latina. Me cuenta que él también se ha ido del bufete en el que estaba por falta de motivación, por horas extra no pagadas, y también me dice que ahora cobra más, aunque el agobio no ha ido a menos. Son las ocho de la tarde, ya ha cumplido con su tarea, pero cada poco revisa el móvil para ver si le han llegado mails del jefe. El negocio es el negocio, me dice, cuando le pregunto si le merece la pena la conexión non stop. El móvil vibra, reclama atención: interrumpe hasta tres veces nuestra charla. Iván, como yo, viene de una familia de pastores y ganaderos; el abuelo presume con orgullo ante los amigos del pueblo: mi nieto tiene un puesto en el edificio más alto de Madrid. Iván trabaja en una de las cuatro torres y dice ahora, después de disculparse por haber deslizado el dedo por la pantalla (actualización: ningún email nuevo), que los lunes y viernes le está permitido ir a un work café. Un ambiente más distendido. No te miran mal si te levantas dos veces al baño en una hora.


El negocio es el negocio. Las palabras dicen mucho del espíritu de una época. Negocio viene del latín nec otium, no ocio. Para hablar de la actividad remunerada, un romano del siglo III debía nombrar el ocio y después negarlo. El empleo era “lo otro”, lo que no es ocio. Hoy, el trabajo ha colonizado el tiempo libre y la lengua da cuenta de ese fenómeno: hablamos de work cafés, de comidas en azoteas para practicar el networking o de la desconexión. Frente a la partícula negativa nec, el des. Frente al “ocio” como elemento clave, la “conexión”. Lo que antes era principal, ahora es accesorio. Por cierto, la palabra trabajo viene del latín tripalium: un yugo hecho con tres (tri) palos (palus) con que amarraban a los esclavos para azotarlos.


Otro síntoma lingüístico: se habla, más que de ética en el trabajo, de la ética del trabajo. Existe la creencia de que empleo y beneficio moral van unidos. Según el artículo 35 de la Constitución española: “todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo”. No “en”, sino “a través de”.


El ocioso alicaído no podrá “desarrollarse personalmente”, no promocionará, no alcanzará la virtud sino después de la firma del contrato que lo saque del paro y lo ponga en el lugar digno, la plaza pública por la que transitan quienes producen y consumen. Hablar de “desarrollo personal” —concepto que también acaba de usar Iván después de aflojarse la corbata— implica hablar de un individuo que solo puede avanzar gracias a un puesto remunerado. Jorge Freire, en el ensayo Agitación, considera que la ética del trabajo se ha difundido en el poscapitalismo como nuevo dogma de fe. El ser humano no puede vivir sin creencia. El tedio es la falta de mitología, decía Pessoa. La ética del trabajo promete al individuo que si se esfuerza, es proactivo y lucha cada día se verá recompensado en el más acá. Desde que el cielo está vacío y no rezamos, otras formas de autoengaño han arraigado en nosotros. Todo esfuerzo tiene su recompensa. Del trabajo de los hombres nace la grandeza de sus pueblos.


Toni Morrison, después de salir del colegio, iba a limpiar casas para ganar dinero. Era una niña a la que le gustaba sentirse útil, ocupar una posición relevante en el hogar. “Tenía que hacer algo de mí misma”, escribe, “y trabajar era la forma de conseguirlo”. Yo también trabajé de niño, pocas veces, en las tierras de mi padre. Mi tarea consistía en recoger patatas o en quitar piedras para que el arado del tractor no se averiase al labrar el campo. Íbamos ocho o nueve familiares y pasábamos el día bajo el sol, con un bocadillo de chorizo y una botella de agua. Recuerdo aquellas tardes polvorientas como algo desagradable, aunque también había una sensación positiva: la de ser uno más, con tanto derecho como los mayores a opinar y hablar en voz alta. El trabajo nos igualaba. Mis manos pequeñas eran tan necesarias como los dedos torcidos de mi abuela. Iván me dice que él también fue de pequeño a escardar fincas y a adecentar las parras de su tío abuelo. Ha dejado la corbata en la mesa, encima del móvil. No aguantaré mucho así, dice. Le digo que lo entiendo, que toca ganarse la vida y que probablemente su situación será mejor en unos meses. No es la primera vez que consuelo a un amigo con una mentira. Cada vez me siento menos culpable.


Jamie McCallum, en el estudio mencionado anteriormente, indica que “la ideología no es lo que impulsa las experiencias del día a día, sino el producto de esas experiencias; nuestro compromiso ideológico con el trabajo es el resultado de una incesante y repetida actividad”. Iván, con quien ceno hoy en La Latina, aquí, en esta mesa, dice ahora que después de dos años en un bufete, antes del nuevo trabajo, estuvo dos meses sin hacer nada. Lo pasó mal. No hay rutina sin trabajo, asegura. Le contesto que no hay rutina sin esfuerzo, pero que el esfuerzo puede consistir en leer a Virginia Woolf, regar el huerto, ir al teatro o sembrar una hilera de pinos. El animal laborans no concibe una rutina si no hay horas productivas, tiempo de vida canjeable por monedas.


Bertrand Russell, en Elogio de la ociosidad, indica que el goce del tiempo libre es fruto de la cultura y la civilización. Iván fue el primero de su familia en ir a la Universidad, los profesores de allí asfixiaron una curiosidad omnívora que yo envidiaba, aprendió a estudiar para sacar dieces, dejó de leer ensayos y novelas, después aprendió a rendir en el trabajo (¿y qué hay que sea más importante?) y ahora se aburre si está dos meses sin ir a la oficina.


El hijo del obrero a la universidad, gritaban en las manifestaciones de los noventa. Suerte tuvo el hijo del obrero que fue a la universidad y encontró el trabajo para el que había estudiado. Ya no suerte, sino un billete de lotería premiado, tuvo aquel a quien animaron a sentir amor por el arte, a fraguar un espíritu crítico. Ni tú, ni yo, Iván, salimos de la Universidad siendo los intelectuales que creíamos que íbamos a ser con dieciocho años. Le comento esto y él niega que en algún momento haya querido alcanzar el puesto de “intelectual”. Tú y yo, Iván, salimos de la Universidad con el diploma de graduado en derecho. Hasta aquí lo que le digo en voz alta.


Lo que pienso: y tú, ahora, has seguido la senda marcada por el orgullo del abuelo y el engranaje del sistema, te has formado para vigilar los balances de grandes empresas, estás rodeado de analfabetos funcionales que saben mucho de leyes caducas y nada más, ya no cuestionas, ya no hablamos de la belleza en Yerma ni de los hallazgos verbales en María Zambrano, tu entusiasmo por el conocimiento se ha convertido en un sueldo y una corbata. Tampoco le digo que me duele constatar lo inarticulado de sus frases, los lugares comunes, la derrota asumida.


Los placeres de las poblaciones urbanas, escribía Russell, han llegado a ser en su mayoría pasivos: ver películas, presenciar partidos de fútbol, escuchar la radio etcétera. El animal laborans agota toda su energía activa en el puesto de trabajo. Incluso las novelas o los ensayos, que exigen una actitud atenta, inquisitiva, indagadora, pueden consumirse hoy como audiolibros.


Hemos acabado el postre: una tarta de queso requemada. Dejamos de hablar de novias y novios y volvemos al asunto de este ensayo. Me dice que “es legítimo vender una cantidad de tu tiempo por mucho dinero”. Asegura, además, que “lo que no es legítimo es la explotación, pero que yo gane cuarenta mil euros al año por trabajar ocho horas al día sí es legítimo”. Le vibra el móvil; la pantalla se enciende. Lo pone boca abajo. Le contesto que él trabaja más de ocho horas al día, y él se consuela porque “mi jefe es el último que se va y él gana casi doscientos mil al año”.


El colectivo Krisis, en su manifiesto, indica: “ninguna casta dominante de la historia ha llevado una vida tan esclava y deplorable como los acosados directivos de Microsoft o Sony. Cualquier noble medieval los hubiese menospreciado profundamente. Porque mientras éste se podía entregar al ocio y dilapidar más o menos orgiásticamente su fortuna, las élites de la sociedad del trabajo no se pueden permitir ni una pausa. El ocio, el amor al conocimiento y el placer de los sentidos les son a ellos tan ajenos como a su material humano”.


El ídolo trabajo es la concepción del empleo como fin en sí mismo, como virtud o elemento constituyente del ser humano. El directivo ejemplar solo puede desconectar después de hacer una genuflexión. Le digo esto y él se ríe.


Las cifras suben. Dice que su jefe gana más de doscientos mil al año. Nuestro debate es ahora como La contrata de mozos de Claudio Rodríguez: ¿A qué hemos venido aquí sino a vendernos? Él cree que en algún momento (quinientos mil; setecientos noventa mil) le diré que sí está justificado emplear un tercio de tu vida en trabajar a cambio de X dinero. No se da cuenta de que mi argumento es cualitativo, no cuantitativo. El trabajo no dignifica.


Si la posmodernidad es la era de la automatización, ¿por qué el trabajo ocupa hoy más horas que nunca? El individuo posmoderno se ahoga en un pozo de angustia si no tiene hora de entrada y de salida, le digo. Lo que dignifica es el esfuerzo, el salir de la cama todos los días y tejer jerséis de lana, cuidar a una madre inválida, levantar una construcción para habitar en ella y no para especular, organizar un foro para politizar al vecino. Él contesta que eso es, en esencia, trabajar. Y yo le digo ¿no cabe el esfuerzo sin trabajo?.


Contesta que no.


Lo entiendo, porque las ocho horas que pasa en la oficina son las que dan sentido a sus días, las que materializan la prosperidad que ofrece a su abuelo, envuelta en papel de regalo, cuando vuelve a casa.


25 de mayo de 2022


Hoy, antes de coger el tren a Madrid, he ido a comer con mi abuela a Palacios del Pan. Me llamó ayer para que fuera un poco antes de las dos y le hiciera un recado. Papeles de tierras y subvenciones que hay que darle al secretario. Cuando he llegado, la he visto azuzando el carbón de la estufa. Después del mini-verano que San Isidro ha traído bajo el brazo, las temperaturas han bajado mucho. Veintidós de máxima y siete de mínima.


Creía que se me había olvidado andar en bici. He ido al ayuntamiento y no se me ha salido la cadena. Donde antes estaba la palmera artificial, en el descansillo de la escalera de mármol, ahora hay un hueco: una pared blanca manchada de verde. O la palmera no era artificial, o el sol derritió el plástico y manchó la pintura. Encima de la mancha, agrietado, un poco desteñido, estaba el cuadro con el lema: del trabajo de los hombres, nace la grandeza de sus pueblos.


Le he dado los papeles al secretario, un joven guapete, que me ha pedido que firmara y yo he firmado sin leer nada, emulando el garabato de mi abuela, por si acaso. Al bajar, he descolgado el cuadro del campo de Castilla.


He aparcado la bici en el corral, he ido a la caseta de las herramientas y he usado el hacha para dividir el cuadro en ocho partes desiguales. Me he inventado que una gallina se había escapado. Abuela, ven, he gritado. Te dejo buscándola, que voy al servicio, le he dicho.


He entrado al salón. Pues habrá vuelto a su sitio ella sola, me ha dicho al volver, no he visto nada. Será eso, le he contestado. Nos hemos sentado a comer. El campo de Castilla y su lema triunfal caldeaban la habitación.


NOTAS

(1) Campo de ética del trabajo. Una institución similar en España serían los trabajos en beneficio de la comunidad.

(2) Causa número 6: ¿Sabes qué es la Gran Renuncia?.


Fuentes


Antes de redactar el ensayo, he leído Elogio de la ociosidad, de Bertrand Russell, y Manifiesto contra el trabajo, del Grupo Krisis. El experimento del Work Ethic Camp aparece en How the work ethic became a substitute for good jobs, de Jamie McCallum (Aeon, 2021).

La estrategia rusa

Published on: viernes, 3 de marzo de 2023 // ,


Por Vil.

Los rusos deben haber estado aprendiendo a jugar al poker en lugar de al ajedrez desde que cayó la URSS... todo es demasiado...

El lider de los Wagner monta en cólera pública contra su patrocinador y... tras toda la parafernalia saca la lista de municiones que debería recibir, que deben ser algo así como una orgía y... y días después suelta que ya está resuelto... Es verdad, es mentira... simplemente quieren que sepas cómo van de sobrados... es que van a su bola... es que el lider ese es la hostia... es que... es que no... es que sí... es que quizás... Con los rusos es todo así.. sí pero no o quizás o tal vez... ponen un general, le cambian, reponen al general anterior... golpean con armas tecnológicas y sin embargo usan la artillería como siempre... usan a contratistas y soldados o no... se van de un sitio a veces, otras no...

Da un discurso Putin, que viene precedido del paseo por Kiev y... y... pues más o menos un tostón, como si ni importase... que les envías tanques, bueno vale... que les destruyes el puente, en tres meses resuelto... que destruyes el North Stream, ok ya vemos... todo así.. y.... y... ahí siguen con su porfía y... resultado tras un año, la economía de la OTAN está echa unos zorros y... los rusos siguen con las mismas cosas de siempre y sus cuitas... cada día hay que enviar más y más suministros y pertrechos y cada día hay que proveer más y más capital para Kiev que no puede y no llega y... los rusos a lo suyo y a sus cosas...

La OTAN en todo un año no ha dado una simple sorpresa a los rusos, pero ni una, cualquiera de los aconteceres que sucedió es probable que los rusos lo hayan previsto, salvo el ataque a su base dentro de Rusia, que eso sí probablemente fue una sorpresa o eso sería lo esperable, que ya sería el colmo que te lo hubiesen dejado pasar; el resto es algo que se podría intuir, incluso algo más como ataques bastante más profundos a Crimea o Kaliningrado o Transnitria, pero... 

Por contra los rusos es todo un juego de máscaras... se asoman a Kiev y... avanzan rápido y... se retiran de Jarkov y... se dedican a mantener la aviación bajo cubierta para... atacan con motos voladoras y... siguen dando cera con artillería y... hacen un reclutamiento de 300.000 tíos para, pero... y será en febrero o en la primavera o... sera?... y tienen misiles o no... y tienen logistica suficiente o no... y tienen capacidades suficientes o no... se les acaban las cosas o no, según dicen los británicos sí, pero es que no o... todo así... Y si esto sigue así nos van a dar una TERRIBLE PALIZA y no nos vamos a enterar por donde nos vienen... 

La campaña de invierno rusa

Published on: lunes, 12 de diciembre de 2022 // ,


Por Gordon M. Hahn


22 de noviembre de 2022


La única forma de que los ucranianos puedan ver algo parecido a unas navidades sería si se pudiera organizar un alto el fuego para el día de Año Nuevo, y es algo que podría suceder, independientemente de las repetidas afirmaciones del presidente Volodomyr Zelenskiy de que no habrá negociaciones con Rusia hasta que retire todas sus tropas. de todos los territorios ocupados, incluida Crimea. Hay varias razones para el posible alto el fuego.

Primero, el martillo ruso está a punto de caer sobre Ucrania. Se está quitando los guantes; están siendo atacadas las estaciones de energía eléctrica, los puentes e incluso los 'centros de decisión', como los edificios gubernamentales del centro de Kiev. Rusia está a uno o dos ataques masivos con bombas más contra la infraestructura de energía y transporte de Ucrania de desarticular de manera permanente permanentemente los sistemas de electricidad, agua y ferrocarril de Ucrania. Con 'solo' el 50% de la infraestructura eléctrica ucraniana destruida en los primeros tres bombardeos a gran escala sobre los componentes de la red eléctrica, ya están teniendo lugar manifestaciones en Odessa y otros lugares del país en protesta por el deterioro de la situación humanitaria, con Zelenskiy enviando a la KGB ucraniana, la SBU, para disolver las protestas y prohibir qu se informe sobre ellas en los medios de comunicación. Según los informes, los técnicos informaron recientemente a la Oficina del Presidente que el sistema eléctrico había entrado en la etapa de "desequilibrio arbitrario e incontrolado", y un funcionario instó a los ucranianos a estar preparados para irse del país en invierno. ¿Cómo será la situación sociopolítica cuando estas infraestructuras críticas colapsen completamente y las temperaturas sean 20 grados más bajas? Rusia se acercará a la estrategia de 'conmoción y pavor' (en referencia a la campaña militar 'Shock & Awe' de EEUU contra Ieak, AyR) destruyendo por completo toda la infraestructura, militar o de otro tipo, como lo hizo EEUU en Serbia e Irak, y probablemente tendrá menos cuidado que ahora en evitar víctimas civiles. ¿Cómo será la situación sociopolítica cuando estas infraestructuras críticas estén en completo colapso y las temperaturas sean 20 grados más bajas?

Después de que las infraestructuras estén completamente destruidas o incapacitadas, los refuerzos de Rusia de 380.000 soldados regulares recién movilizados se habrán integrado por completo en las fuerzas de Rusia en el sureste de Ucrania. Incluso sin estos refuerzos, las fuerzas rusas continúan logrando pequeños avances en Donbass alrededor de Ugledar, Bajmut (Artemevsk), ya que las retiradas y la estabilización de los frentes en Jarkov y Jersón han dado lugar a un redespliegue y, por lo tanto, a la concentración de fuerzas en Zaporozhe, Donetsk y Lugansk. Una ofensiva invernal de alrededor de medio millón de soldados logrará avances sustanciales en esos tres frentes y multiplicará las pérdidas ucranianas en personal y material, que ya son elevadas. Esto podría conducir fácilmente al colapso de las fuerzas ucranianas en uno o más frentes.

En segundo lugar, Occidente sufre empieza a estar cansado de Ucrania. Los suministros de armas de los países de la OTAN han ido más allá de lo tolerable, y la cohesión social se está derrumbando ante la inflación de dos dígitos y la recesión económica. Todo esto convierte a Rusia en ganadora a nivel estratégico y obliga a Washington y Bruselas a buscar al menos un respiro a través de un alto el fuego. Esto se evidencia por la plétora de líderes occidentales que piden a Zelenskiy que reanude las conversaciones con Putin y el surgimiento del 'plan Sullivan' (el consejero de seguridad nacional del gobierno de EEUU, Jake Sullivan, se reunió a comienzos de noviembre con Zelensky para hablar d aun posible plan de paz, AyR). Más recientemente, los rumores dicen que el nuevo primer ministro británico, Rishi Sunak, utilizó un paquete de ayuda militar y financiera que anunció durante su reciente viaje a Kiev para camuflar su mensaje a Zelenskiy de que Londres ya no podía soportar más la carga de liderar el apoyo europeo a Kiev. y que Kiev debería volver a encontrar un compromiso con Moscú.

En tercer lugar, el mayor activo político de Ucrania, el propio Zelenskiy, acaba de devaluarse, lo que pone en riesgo aún mayor la estabilidad política de Ucrania. El ataque de la defensa aérea ucraniana que golpeó a Polonia (accidental o intencional) y la insistencia del presidente ucraniano de que fue un ataque aéreo ruso, a pesar de la evidencia y la opinión opuesta casi unánime entre sus partidarios occidentales, ha dañado duramente la credulidad de Zelenskiy. La insistencia de Zelenskiy en los orígenes rusos del misil y los aspectos técnicos de la defensa aérea ucraniana sugiere que el suceso pudo haber sido un ataque intencional de bandera falsa ucraniana contra territorio polaco/OTAN, diseñado para provocar que la OTAN o Polonia entraran en guerra. Algunos en Occidente están comenzando a darse cuenta de los peligros del ultranacionalismo y el neofascismo ucranianos, sin mencionar la creciente megalomanía de Zelenskiy, quien ha aparecido en más de una ocasión dispuesto a arriesgarse a dar lugar a un invierno nuclear global para evitar tener que sentarse a la mesa de negociaciones frente a Putin. Algunos ahora pueden llegar a entender que las afirmaciones de que Putin quiere apoderarse de toda Ucrania y restaurar la URSS, si no conquistar Europa, son historias inventadas por Kiev para conseguir asistencia militar y financiera y, en última instancia, atraer a las fuerzas de la OTAN a la guerra. Sigue existiendo el peligro de que el sueño de Kiev de una intervención de la OTAN se haga realidad en el próximo intento. La OTAN ha declarado que una derrota de Ucrania en la guerra es una derrota para la OTAN, y no se puede permitir que la OTAN pierda una guerra contra Rusia porque eso aceleraría el fin de la hegemonía estadounidense. No se puede excluir e incluso puede ser probable que, si Kiev parece estar perdiendo la guerra, fuerzas polacas, de la OTAN o alguna 'coalición de los dispuestos' traslade fuerzas militares del oeste de Ucrania hasta el Dnepr, pero sin atacar a las fuerzas rusas. Esto obligaría a Rusia a cesar gran parte de su actividad militar o correría el riesgo de atacar a las fuerzas de la OTAN y una guerra más grande en toda Europa. Esto o algo parecido probablemente ya se esté considerando en Washington.

Por ahora, para mantener a Occidente a bordo, se rumorea que Zelenskiy está presionando al comandante de las fuerzas armadas ucranianas, Viktor Zalyuzhniy, para que inicie una última ofensiva antes del invierno en el norte de Donetsk (Svatovo y Severodonetsk) o Zaporozhe para poner fin a los murmullos de alto el fuego de Occidente y lograr más ayudas. Al mismo tiempo, se habla de las continuas tensiones entre Zelenskiy y Zalyuzhniy por la buena prensa y el estatus de estrella de este último en Occidente. Las tensiones surgieron primero por los desacuerdos sobre anteriores ofensivas y la entrada anterior de Zalyuzhniy en el escenario de los medios occidentales. En el contexto del deterioro del campo de batalla y la situación estratégica internacional, tales tensiones entre civiles y militares están cargadas con el potencial de dar lugar a un golpe de estado. Gran parte de la estrategia y las tácticas de Zelenskiy están impulsadas más por consideraciones políticas que militares. No menos importante entre los primeros es la supervivencia política de Zelenskiy, que estaría condenado si tuviera lugar un alto el fuego o conversaciones de paz que requieran que Kiev acepte la pérdida de más territorio. Los neofascistas, los militares y gran parte de la opinión pública no tolerarán que los sacrificios hechos con sangre y dinero den lugar a nuevas pérdidas adicionales de territorio ucraniano. Otros se preguntarán entonces por qué no se evitó todo esto si se podría haber evitado aceptando que Ucrania fuera neutral y cumpliendo los acuerdos de Minsk 2.

Puede que estemos llegando al punto de inflexión en la guerra de Ucrania. Sin electricidad, sin ejército, sin sociedad. Pero aquí, como con cualquier ocupación rusa de las tierras de Ucrania central u occidental (no planeada pero tal vez una necesidad en algún momento del camino para Putin), al Kremlin le espera un atolladero. Rusia no puede permitir que la ruptura social y el caos total reine en Ucrania, no más de lo que podría tolerar una Ucrania miembro de la OTAN que incluya un gran componente neofascista. Todo lo anterior y las próximas elecciones presidenciales previstas en Moscú, Kiev y Washington para 2024 hacen que este invierno sea crucial para todos los principales partidos de la guerra.

No quiero un futuro de ciencia ficción

Published on: viernes, 9 de diciembre de 2022 // ,




Por Caitlin Johnstone


7 de diciembre, 2022


No deseo un futuro para la humanidad como los imaginados por nuestros imaginadores del futuro designados culturalmente. No quiero humanos viviendo en colonias de Elon Musk en Marte (1) o cilindros espaciales de Jeff Bezos (2). No quiero que volemos hacia las estrellas, que desaparezcamos en universos de realidad virtual o que nos alejemos de nuestra humanidad convirtiéndonos en organismos cibernéticos.


No todavía, de todos modos. No durante mucho tiempo. No hasta que hayamos hecho lo que tenemos que hacer aquí primero.


¿Alguna vez has notado que la mayoría de los libros, programas y películas ambientados en el futuro tienden a representar una humanidad más avanzada tecnológicamente que la nuestra, pero que piensa y se comporta básicamente de la misma manera? En la historia típica de ciencia ficción, la gente sigue haciendo guerras, sigue luchando, conquistando, subyugando, esforzándose y sobreviviendo como hoy, excepto que lo hacen en el espacio rodeados por un grupo de extraterrestres (que también están extrañamente enredados en el mismos patrones egoístas de los humanos en el siglo XXI).


En esta visión común del futuro, hemos dominado los viajes espaciales pero aún no hemos dominado la salud psicológica básica. Nuestra tecnología nos ha permitido matar, esclavizar, manipular y explotar por las estrellas para que ya no estemos confinados a matar, esclavizar, manipular y explotar aquí abajo.


Esta tendencia se debe en parte a los límites de la imaginación; es fácil imaginar versiones más avanzadas de nuestra propia tecnología, pero tratar de imaginar un marco mental que sea muy diferente al tuyo es como tratar de imaginar que eres el doble de inteligente que tú. Tratar de imaginar vivir en una civilización consciente mientras su propia civilización es profundamente inconsciente es como un personaje de un sueño tratando de imaginar la vida fuera del sueño. No es difícil extrapolar los patrones existentes, pero imaginar la disolución completa de esos patrones puede ser mucho más difícil.


Esta tendencia también se debe a que los escritores de ciencia ficción cuentan historias para una civilización inmadura llena de mentes inquietas que fácilmente se aburrirían con relatos de un futuro pacífico y sin mayores problemas. Pero ese es el tipo de futuro que quiero para la humanidad. Uno pacífico sin mayores problemas. Uno que no sería un buen éxito de taquilla de Hollywood.


Y en realidad es un problema que el futuro al que la humanidad apunta mentalmente es uno en el que persiste toda nuestra inquietud y disfunción. Nuestros pasos hacia el futuro estarán guiados por nuestra visión colectiva del mismo, y cuando esas visiones se refieran a la colonización espacial, la realidad virtual y el transhumanismo, nuestra brújula colectiva estará sesgada hacia la disfunción.


En este momento, por ejemplo, la mayor parte de la innovación humana se dirige hacia la generación de ganancias y/o el dominio militar, lo que nos coloca en una trayectoria hacia más y más artilugios personales tecnológicamente avanzados para comprar en la tienda y más y más formas de matar a un gran número de personas a la vez. No nos pone en el camino para encontrar formas de asegurarnos de que todos tengan suficiente, de ayudar a las personas a tener más tiempo libre, de ayudar a la humanidad a moverse en armonía con nuestro ecosistema. Todas esas innovaciones harían infinitamente más para crear un futuro más agradable para la humanidad que las naves espaciales y las pistolas láser, pero nuestros sistemas no las generan, porque no son rentables y no ayudan a aumentar el poder militar de un gobierno.


Hay gran número suposiciones integradas en nuestras visiones colectivas para el futuro y los sistemas que hemos establecido para llevarnos allí. Suposiciones como que nunca tendremos paz, que siempre tendremos violencia, conflictso y dominación; que siempre tendremos pobreza y la necesidad de un trabajo sin fin; que nunca podremos dejar de consumir nuestra biosfera hasta su muerte, así que será mejor que salgamos al espacio para que el capitalismo pueda seguir expandiéndose. Todas esas suposiciones nos alejan de un futuro saludable y armonioso.


Y, por supuesto, eso es lo que esperarías de una especie profundamente inconsciente, que es lo que todavía somos actualmente. Todavía estamos operando en gran medida en piloto automático como cualquier otro animal, azotados por las fuerzas de los patrones de condicionamiento que han estado reverberando desde los confines más distantes de nuestra ascendencia evolutiva. Una historia colectiva de trauma y miedo (3) combinada con nuestra capacidad recién evolucionada para el pensamiento abstracto nos ha dejado confundidos y desorientados de maneras sobre las que aún no hemos ganado lucidez; somos una especie adolescente en una fase de transición incómoda (4).


Y no puedo dejar de pensar en lo productivo que sería si, en lugar de gastar nuestra energía tratando de volar al espacio exterior o enterrar nuestras cabezas en la realidad virtual, nuestro camino hacia el futuro se centrara más en resolver todo eso. ¿Y si, en lugar de alimentar nuestra inquietud inconsciente dándonos más y más lugares a los que intentar escapar, nos propusiéramos aprender a simplemente a estar aquí ahora?





¿Qué pasaría si, en lugar de tratar de estar en cualquier lugar menos aquí, la humanidad hiciera un loco esfuerzo por la ilustrarse? ¿Qué pasaría si, en lugar de pasar los próximos siglos tratando de alejarnos de la realidad presente, nuestra sociedad comenzara a enfatizar cosas como la meditación y la auto-indagación para ayudarnos finalmente a conocer verdaderamente la realidad presente? ¿Qué pasaría si nuestra ciencia se enfocara menos en las ganancias y la destrucción, y más en tratar de encontrar formas de ayudar a las personas a estar bien consigo mismas? ¿Qué pasaría si se establecieran instituciones psicodélicas en todo el mundo para ayudar a todos a explorar sus reinos internos y traer el inconsciente a la conciencia utilizando métodos hábiles y compuestos enteogénicos? 


Quiero decir, la mayoría de nosotros ni siquiera podemos permanecer sentados quietos en meditación durante una hora sin que nuestra mente corra por todos lados y haga todo excepto lo que se le pide que haga. ¿Te parece natural? ¿Suena eso como una especie consciente y saludable? ¿O suena como una especie que, si se le entregara el paraíso en bandeja de oro, lo destruiría inmediatamente por aburrimiento?


Mucho de lo que vemos que las mentes más influyentes imaginan para nuestro futuro me parece inquietante, una compulsión implacable de estar en cualquier lugar menos aquí, muy parecido a la inquietud mental de un individuo que intenta meditar. Ni siquiera tenemos ninguna evidencia de que los humanos puedan vivir completamente independientes de la biosfera de la Tierra (5), pero se da por hecho que saldremos corriendo hacia las estrellas para no tener que hacer los cambios drásticos en nosotros mismos que serán necesarias para sostener la vida humana en este planeta. La idea de simplemente establecerse y aprender a estar aquí suena inconcebiblemente infernal para una mente esclavizada por la inquietud, hasta tal punto que inventará ficciones poco realistas sobre el futuro en lugar de enfrentarse a la realidad.


Incluso si lográramos colonizar el espacio, no resolvería ninguno de nuestros problemas y no haría que nuestro futuro fuera más agradable. Estaríamos moviendo nuestras mentes inquietas, violentas, insaciables y descontentas fuera del mundo, donde recrearemos de inmediato los mismos problemas que creamos aquí, excepto que lo haremos en burbujas artificiales rodeadas de un desierto negro mortal por todos lados. Quiero decir, ¿piensas que Acción de Gracias es un infierno? Imagínese encerrado con su familia todo el día todos los días en lo que es esencialmente un centro comercial del que nunca puede salir. ¿Está tu cabeza realmente preparada para eso?


Una cabeza agitada por el parloteo mental sería incapaz de experimentar ninguna maravilla en la exploración espacial y sería incapaz de experimentar alegría en la creación de mundos virtuales. Una mente serena experimenta asombro y alegría al cruzar un aparcamiento. Lo que realmente queremos es ecuanimidad, no colonización espacial y realidad virtual. En el fondo no queremos estar en otro lugar, realmente queremos poder estar aquí.


Realmente me gustaría ver a la humanidad comenzar a recalibrar sus visiones para el futuro lejos de estos caminos hacia el escapismo glorificado y hacia la creación de un mundo saludable y armonioso. Puede que no venda libros y entradas para el cine (al menos no de inmediato), pero nos indicará dónde todos realmente queremos estar en el fondo de nuestro corazón.


NOTAS


(1) Caitlin Johnstone (Consortium News, 21.08.2019): The Oligarchy’s Plans for Our Future Keep Getting Dumber.

(2) Caitlin Johnstone (CaitlinJohnstone.medium.com, 12.05.2018): Bezos Reveals His Ugly Vision For The World He’s Trying To Rule.

(3) Caitlin Johnstone (CaitlinJohnstone.com, 11.09.2022): In This Disaster We Are All, Ultimately, Innocent.

(4) Caitlin Johnstone (CaitlinJohnstone.com, 17.05.2022): We’re Just A Confused Species In An Awkward Transition Phase.

(5) Caitlin Johnstone (CaitlinJohnstone.com, 07.05.2021): Space Colonization Is A Capitalist Perception Management Op.

Nos toman por idiotas

Published on: miércoles, 7 de diciembre de 2022 // ,


Por Rafael Poch de Feliu


5 de diciembre, 2022


 La población debe ser engañada para que consienta o, por lo menos, no se oponga a la guerra


Si se examina la edición de La Vanguardia del 1 de septiembre de 1939, el día que empezó la Segunda Guerra Mundial en Europa con la invasión alemana de Polonia, el lector se encontrará con el titular, “Un golpe de mano polaco degenera en lucha abierta con fuerzas alemanas”. Al día siguiente el corresponsal del diario en Berlín, Ramón Garriga, informa del inicio de la invasión alemana de Polonia como “contraataque alemán en respuesta a las agresiones de que han sido víctimas los soldados alemanes en los últimos días”. Pero junto a eso, en un pequeño recuadro, aquel 2 de septiembre se podía leer un informe, bien pequeñito, sobre “Las operaciones alemanas según los polacos” e incluso se daba cuenta de la “Proclama del Presidente polaco”. Es decir, dentro de los límites del periódico de un régimen aliado de los nazis, cada cual podía hacerse cierta composición de lugar y sacar sus propias conclusiones sobre lo que pasaba en realidad.


Ahora, para hacerse una idea de lo que ocurre en Ucrania, oficialmente una “invasión no provocada” iniciada en 24 de febrero que carece de un cuarto de siglo de antecedentes, hay que salirse de los medios de comunicación oficiales y establecidos, explorar en los alternativos, en la propaganda rusa y demás, y pese a esta yincana, no siempre te haces una idea clara de lo que ocurre.


En cualquier caso, si lo que nos dicen sobre esta guerra fuera la verdad, no haría falta que censuraran los medios rusos, ni las voces disconformes con la narrativa oficial incluso en las redes sociales, ni que las fábricas de propaganda de la OTAN, cuyo dominio de los think tanks y medios de comunicación occidentales ya es considerable (igual que en Rusia pero en sentido inverso), nos bendijeran con su primitiva buena nueva macartista.


Nafo/Ofan, un aparato de la OTAN que se presenta como iniciativa de la “sociedad civil”, divide por ejemplo en cinco grupos a los occidentales disconformes con el discurso oficial atlantista sobre la guerra a los que presenta como “apologetas del genocidio” supuestamente perpetrado por Rusia en Ucrania de acuerdo con la banalización del concepto practicada por los dos bandos. En esa galería de cómplices tenemos a:


1) los “comunistas”, que creen que Rusia es una especie de URSS,


2) los “antifascistas de izquierda”, que piensan que por tener ciertos problemas con neonazis, el gobierno y la sociedad nacionalista de Ucrania es nazi,


3) los “ultraderechistas” que simpatizan con los aspectos “fachas” del argumentario del Kremlin, 


4) los “cabezotas” que siempre llevan la contraria y que si leen en el periódico “blanco”, dicen, “Ajá, entonces es negro”, y 


5) los “pacifistas bobos”, con la flor en el macuto y la mirada perdida en un mundo ingenuo con el arco iris al fondo…. 


Según The Grayzone (1), esta simpática “organización de la sociedad civil” fue fundada por un polaco antisemita para recaudar dinero para la Legión georgiana, una milicia acusada de crímenes como la ejecución de prisioneros con asesinos convictos en sus filas.





La colaboración de la OTAN con la extrema derecha y su intenso recurso al terrorismo es un aspecto bien conocido y documentado de la historia europea (2) y lógicamente en el actual conflicto está adquiriendo suma actualidad.


Un estudio de la Universidad de Adelaida (Australia) sobre los tweets de la guerra de Ucrania (3), constata que estamos sumidos en una masiva campaña de desinformación en las redes sociales. El estudio examinó cinco millones de tweets generados en las primeras semanas de la invasión rusa y revelaba que el 80% de ellos fueron generados en “fábricas” para la propaganda. El 90% de esos mensajes fabricados se lanzaron desde cuentas pro ucranianas y solo el 7% desde fábricas rusas. Para hacerse una idea, el primer día de la guerra se generaron desde esas fábricas hasta 38.000 tweets por hora bajo la etiqueta (hashtag) “yo estoy con Ucrania”.


“Luchamos con la comunicación, esto es una pelea, hay que conquistar las mentes”, decía en octubre Josep Borrell en un discurso galvanizador de embajadores de la Unión Europea demasiado mansos y vagos, según sus palabras. Y como hay que “conquistar las mentes” es necesario simplificar el mensaje y convertir una película compleja en un guion hollywoodense de buenos y malos para niños. Algunos ejemplos:


■ Según la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) hay 2,3 millones de refugiados ucranianos en Europa Central/Oriental, entre ellos 1,5 millones en Polonia, además de alrededor de un millón en Alemania. También hay 2,8 millones en Rusia, el país que más ha recibido, pero estos últimos son frecuentemente presentados como “deportados” por la narrativa de Kíev y raramente mencionados como seres humanos en apuros en los medios de comunicación occidentales (este documental (4) de Katerina Gordeyeva que entrevista a refugiados de Mariupol en Varsovia, Berlín, Moscú, Rostov, Lvov y otras ciudades, ofrece el panorama de una realidad compleja).


■ Las maniobras nucleares rusas son presentadas como “chantaje de Putin”, las de la OTAN (“Defender”) como “muestra de la credibilidad de la Alianza”.


■ Cuando Amnistía Internacional dice que también el ejército ucraniano comete crímenes de guerra, el asunto se tapa discretamente, incluida la airada reacción del gobierno de Kiev castigando a la organización negándole acceso y exigiendo rectificaciones. Algo parecido ocurre con los desaparecidos, silenciados, detenidos o asesinados miembros de la izquierda ucraniana, las fuerzas políticas ilegalizadas, medios de comunicación cerrados, la represalias contra “colaboracionistas” en los territorios reconquistados, etc.





■ El Organismo internacional para la energía atómica (OIEA), denuncia, con buena razón, los peligros que rodean a la central nuclear de Zaporozhie, pero no aclara quién bombardea los alrededores de esa central que está ocupada por el ejército ruso. El hecho de que, como en tantas otras “organizaciones internacionales” el paquete mayoritario de acciones de esa organización lo tengan los países occidentales, determina la falta de claridad de las denuncias de su presidente, el argentino Rafael Grossi, sobre la evidente autoría de los bombardeos de esa central.


■ Cuando en agosto se comete un atentado en Moscú que mata a una joven periodista de derechas, Daria Dúgina, hija de un marginal filósofo ultra, Aleksandr Dugin, que según la leyenda occidental tiene gran influencia en el Kremlin (la relevancia de la ideología en este conflicto forma parte de dicha leyenda), eso no es “terrorismo”.


■ Cuando en septiembre se destruyen los gaseoductos rusos que abastecían a Alemania, que ya fueron objeto de un atentado de la CIA (5) en los inicios de la cooperación gasística entre la URSS y Alemania en la década de los ochenta (desde Rusia se ha cuestionado la existencia de dicho atentado, ya que ni hay pruebas de la explosión ni el sistema gasístico ruso estaba digitalizado por aquel entonces; además, de su supuesta existencia se supo a través del libro "At the Abyss: An Insider's History of the Cold War" de un antiguo alto cargo de la CIA, que se enriqueció con el escándalo al hacer que aumentaran sus ventas, AyR), y eso ocurre en el Báltico, seguramente la región marítima del mundo más controlada por la OTAN y poco después de que comenzaran las manifestaciones en Alemania para restablecer ese flujo, se diluye el debate sobre la autoría, el gobierno alemán niega explicaciones a sus diputados alegando razones de “bienestar público” (Staatswohl) y el periodismo atlantista se hace el tonto hablando de “misterio” o señalando directamente a Rusia como autora de los atentados.


■ Cuando en octubre, tras el atentado del día 8 contra el puente de Crimea (6 muertos) y los reveses militares en el frente, Rusia comenzó a lanzar oleadas de misiles y drones contra Ucrania, los ataques se describen como “indiscriminados contra civiles” (Biden). En el primer ataque los ochenta misiles rusos lanzados ocasionaron 17 muertos y en el de 18 de noviembre (96 misiles) 15 muertos, según informes ucranianos. Mientras Rusia explicó que los ataques se dirigieron contra la red eléctrica y puntos de mando, el Wall Street Journal informó que “la mayoría de los ataques golpearon subestaciones eléctricas y otros objetivos fuera de los centros urbanos y distantes de residencias civiles”. El mismo diario mencionaba, en su edición del 2 de diciembre, consideraciones que no aparecen en la prensa española y que son raras en la europea: “los ataques son parte de una estrategia rusa para desmoralizar a la población y forzar a los gobernantes a la capitulación, señaló el jueves el Ministerio de Defensa británico. Sin embargo, como el Kremlin no empleó esa estrategia desde el principio de la guerra, sus efectos están siendo menos eficaces”. La consideración llama la atención indirectamente sobre la “superioridad” de la estrategia occidental: para hacerse una idea en los primeros días de la guerra de Irak de 2003 la campaña de misiles contra Bagdad y otras ciudades, llamada “shock y pavor” (“Shock & Awe”) ocasionó 6700 muertes, según estimaciones americanas.


Independientemente de esa menor “eficacia” rusa en decisión y mortandad, los ataques son ciertamente criminales y sus efectos devastadores para la población civil: el 23 de noviembre, el 70% de la capacidad eléctrica ucraniana fue barrida por los ataques rusos, con los efectos sobre la población civil que nuestros medios de comunicación documentan con detalle. ¿Cual es la justificación? El ministro de exteriores, Sergei Lavrov la ofreció en su conferencia de prensa del 1 de diciembre. “Las infraestructuras eléctricas ucranianas proporcionan potencial de combate a las fuerzas armadas de Ucrania, a los batallones nacionalistas, y de ellas depende la entrega de una gran cantidad de armas que Occidente suministra a Ucrania para matar rusos”. ¿A nadie le suena el razonamiento?





El 25 de mayo de 1999, en Bruselas, al infame Jamie Shea (6), portavoz de aquella OTAN de Javier Solana, un periodista le preguntó, “ustedes dicen que solo están atacando objetivos militares, entonces ¿por qué están privando al 70% del país (Serbia), no solo de electricidad, sino también de suministro de agua?”. La respuesta fue exactamente la misma que la de Lavrov: “Por desgracia la electricidad alimenta los sistemas de control y puntos de mando. Si el Presidente Milosevic quiere que su población tenga agua y electricidad lo único que tiene que hacer es aceptar las cinco condiciones de la OTAN (la capitulación), mientras no lo haga continuaremos atacando esos objetivos que suministran electricidad a sus fuerzas armadas. Si eso tiene consecuencias para los civiles, es su problema”.


■ ¿Está Rusia suministrando viagra a sus tropas para llevar a cabo violaciones en Ucrania?. La Representante Especial sobre la Violencia Sexual en Conflictos de la ONU, Pramila Patten, dijo en octubre a la agencia Afp que esa leyenda, estrenada en junio de 2011 en Libia por la propaganda atlantista en la guerra contra Gadafi, era una “estrategia militar” rusa, pero en noviembre confesó que no tenía la menor prueba de ello.


La simple realidad es que nos toman por idiotas. El análisis de la guerra de Ucrania que no tenga en cuenta las provocaciones occidentales que la propiciaron, que no parta de su génesis de treinta años y de sus responsabilidades, sobre las que lo más moderado que podemos decir es que son compartidas, es mera literatura infantil propagandística. Por desgracia ese es el medio ambiente informativo en el que estamos inmersos.


“Fundamentalmente, la gente no quiere guerra, la población debe ser engañada para que consienta, o por lo menos no se oponga a la guerra”, explicaba hace unos años Julian Assange, el periodista que denunció crímenes enormes y lleva por ello diez años recluido y más de mil días aislado en una celda de alta seguridad de tres metros cuadrados, en condiciones que el relator de la ONU en la materia describe como tortura, y pendiente de que le extraditen a Estados Unidos donde le esperan un juicio injusto – porque la ley de espionaje que le acusa impide alegar cualquier consideración sobre los crímenes denunciados y la libertad de información – y 175 años de cárcel. Obviamente, la consideración de Assange es válida para los dos bandos de esta guerra, pero de lo que aquí se habla es del nuestro, del pienso con el que cada día nos alimentan espiritualmente nuestros “informadores”.


NOTAS


(1) The Grayzone (20.10.2022): How the pro-Ukraine NAFO troll operation crowd-funds war criminals.

(2) Rafael Poch de Feliu (02.04.2017): Bommeleeër, la novela negra de Luxemburgo.

(3) Peter Cronau (Declassified Australia, 03.11.2022): Massive Anti-Russian 'Bot-Army' exposed by Australian researchers. El análisis: Bridget Smart, Joshua Watt, Sara Benedetti, Lewis Mitchell y Matthew Roughan (Cornell University, 15.08.2022): #IStandWithPutin versus #IStandWithUkraine: The interaction of bots and humans in discussion of the Russia/Ukraine war, PDF.

(4) Katerina Gordeyeva (YouTube, 17.07.2022): «Человек и война» // «Скажи Гордеевой».

(5) Der Standard (09.03.2004): CIA verursachte mittels Software Pipeline-Explosion in Sowjetunion 1982. Geheimdienst spielte Moskau bewusst fehlerhafte Software zu.

(6) Rafael Poch de Feliu (20.03.2019): "La mentira de Kosovo en Alemania".

El mito de la guerra justa

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Por Rabioso

Y vuelta la burra al trigo: de nuevo, en ese bucle eterno que es la historia de la humanidad, se nos vuelve a poner contra la espada y la pared: ¡Ucrania o Rusia! ¡OTAN o CSTO! ¡Fascismo o antifascismo! Y así, sucesivamente. A todos estos propagandistas del poder, evangelistas del blanco y negro, del ying y el yang, de lo bueno y lo malo, de la dualidad, en fin, esa dualidad que es el pilar ideológico de todo Estado, justificación suprema de maquinarias que beben sangre y trituran huesos, que aniquilan la inocencia y lo vuelven todo putrefacto; esa escoria de la historia, mala hierba que nunca muere, adoradora de trapos y colgadora de chapas de hojalata. A esa caterva de asesinos llamados militares y a sus cómplices, los defensores de las causas sagradas, que ayer llamaban a morir por el fascismo, hoy por la democracia y mañana, tal vez, por el feudalismo, imagen simétrica de su contrincante, que ayer llamaba a morir por el padrecito zar, luego por el partido que jamás se equivocaba, y hoy por la Santa Madre Rusia.

A todos ellos, responsables de convertir en un infierno la vida de millones de personas, ayer en un continente, hoy en otro, y pasado mañana en otro más. A todos ellos, sembradores de cementerios, asesinos sin piedad, payasos de una opereta sangrienta, vampiros cuyo oficio consiste en sacrificar vidas en el altar de Dios, la patria o el rey, del partido, el proletariado y el bien común, la civilización y el orden, el Estado en definitiva. A todos ellos, que en el mejor de los casos nos piden siempre que nos suicidemos, y en el peor nos estrangulan con sus manos mientras dicen que están cumpliendo órdenes. A todos y cada uno de ellos, y a todas y cada una de ellas, que las mujeres han demostrado que son tan despreciables como los hombres en el momento en que acceden al poder. A toda esa gentuza, en fin, y a todos los que los jalean y los apoyan, os decimos que sois basura, que vuestros argumentos no justifican la pérdida de una sola vida humana y que, aunque seamos incapaces de impedir vuestro hilo rojo de masacres y salvajadas que atraviesa el libro de la historia, no nos engañáis. Sabemos bien que vuestras palabras están tan huecas como vuestros corazones, que las hazañas bélicas que tanto os gustan están compuestas con cuerpos despedazados, y que las victorias de las que hablais están enterradas a medio metro bajo el suelo. 

No podremos evitar que sigais explotando las bajas pasiones humanas y engañéis a vuestras víctimas, pero sabemos que otro mundo es posible, un mundo basado en la cooperación, la igualdad y el apoyo mutuo, en el que no habría que temer a la vejez o la enfermedad, en el que se podría vivir en armonía con la naturaleza. Un mundo, en fin, en el que el ser humano podría realizarse y desplegar sus capacidades. Es un mundo que llevamos en nuestros corazones, y no lograreis que lo olvidenos. 

La situación actual de la guerra de Ucrania según un especulador de Wall Street

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Por James G. Rickards


Lo siento, Rusia está ganando la guerra

Esta es la narrativa dominante: La situación de la guerra en Ucrania se entiende mejor como una competencia entre la narrativa y la realidad. La narrativa consiste en lo que escuchas de los principales medios de comunicación, la Casa Blanca, el Pentágono y fuentes oficiales en el Reino Unido, Francia, Alemania y las sedes de la UE y la OTAN en Bruselas.

La realidad consiste en lo que realmente está sucediendo en función de las mejores fuentes disponibles. Consideremos primero la narrativa.

Según la Casa Blanca, la UE y la OTAN, las cosas van relativamente bien para Ucrania. Las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU) han avanzado en el este de Ucrania a lo largo de una línea paralela a las líneas fortificadas rusas entre Donetsk y Luhansk.

Ucrania también ha vuelto a ocupar la capital regional de Jersón, que se encuentra estratégicamente en el río Dniéper y es el principal acceso de Kyiv al Mar Negro y al comercio internacional.

En base en estos avances, la narrativa dice que Rusia está en retirada, las tropas rusas están desmoralizadas, Putin está en peligro de ser reemplazado y la victoria completa de Ucrania es solo cuestión de tiempo.

Luego, la narrativa se usa como base para pedir más ayuda financiera de los Estados Unidos (más de 60.000 millones de dólares, y sigue aumentando) y mayores envíos de armas de los miembros de la OTAN. El presidente Zelenskyy promociona estos logros con su habitual camiseta verde en presentaciones de video ante la ONU, el G20 y otras audiencias internacionales.

Aquí está la realidad...

La situación real en el campo de batalla está casi completamente en desacuerdo con la narrativa. Ucrania hizo avances en el este, pero fueron contra posiciones rusas ligeramente defendidas en o cerca de terrenos al descubierto.

Los rusos organizaron una retirada ordenada hacia líneas fortificadas y dejaron que los ucranianos se quedasen con los terrenos al descubierto. Rusia se retiró de Jersón porque lo consideraban un saliente no estratégico.

Se retiraron a la orilla este del río Dnieper mientras permitían que las tropas ucranianas volvieran a ocupar el centro de Kherson. Rusia evitó una pelea por una ciudad de poco valor estratégico mientras retenía el control del tráfico fluvial desde la orilla este.

Los rusos se retiraron a la orilla este del río Dnieper mientras permitían que las tropas ucranianas volvieran a ocupar el centro de Kherson. Rusia evitó una pelea por una ciudad de poco valor estratégico mientras retenía el control del tráfico fluvial desde la orilla este.

Los rusos esencialmente organizaron una retirada ordenada hacia las líneas fortificadas y dejaron que los ucranianos tuvieran terrenos al descubierto, que se convertirían en un campo de exterminio para la artillería rusa.

Incluso con esa retirada, casi toda la capacidad industrial, tecnológica y de recursos naturales de la antigua Ucrania está en el Donbas ahora bajo control ruso.

Mientras tanto, Rusia ahora se prepara para lanzar una contraofensiva masiva. Rusia ha completado su movilización de 300.000 personas. Más de 180.000 de esas tropas ahora están desplegadas detrás de las líneas rusas en formaciones de combate. Los 120.000 soldados restantes llegarán pronto. Esto lleva la fuerza rusa total a unas 30 divisiones.

Esas tropas temen el apoyo de drones iraníes, un importante multiplicador de fuerzas. Los principales objetivos de esta contraofensiva son Jarkóv en el noreste, Odesa en el suroeste y Zaporiyia en la parte central del país, en el río Dnieper.

La finalización de estas misiones le dará a Rusia el control de toda la costa desde el Mar de Azov hasta el Mar Negro. También le dará a Rusia el control del río Dnieper y la central nuclear más grande de Europa.

Rusia incorporará todo este territorio a la Federación Rusa y probablemente avanzará más hacia Moldavia para reunirse con un territorio pro-ruso llamado Transnistria con su capital en Tiraspol. En ese momento, los objetivos estratégicos rusos se habrán completado. Ucrania quedará como un estado tapón localizado entre Kyiv y Lviv.

Las autoridades ucranianas se están preparando para el invierno brutal que se avecina, evacuando a los civiles de las ciudades que probablemente serán el escenario de nuevas batallas con las tropas rusas. Estas expectativas ucranianas parecen contradecir la narrativa dominante de los ucranianos a la ofensiva y victoriosos frente a las tropas rusas desmoralizadas.

Mientras tanto, las fuerzas de las AFU se han reducido considerablemente debido al alto número de bajas. Mientras tanto, las armas modernas suministradas a las AFU serán de poca utilidad porque las AFU no han sido entrenadas para usarlas y existen obstáculos logísticos para trasladarlas al frente.

Muchas de las llamadas tropas ucranianas son en realidad fuerzas polacas con uniformes ucranianos. Una vez más, las fuerzas rusas están bien descansadas y bien abastecidas, y están apoyadas por drones iraníes, un importante multiplicador de fuerzas.

El impacto económico de este desarrollo de los acontecimientos es trascendental. Biden ha prometido que las sanciones no se levantarán hasta que Rusia abandone Ucrania. Pero Rusia no se va. Esto implica que las sanciones continuarán indefinidamente.

Las sanciones han tenido poco impacto económico en Rusia. Pero el efecto en Europa y EEUU ha sido devastador, incluida la escasez de energía, la inflación y la interrupción de las cadenas de suministros. Estos efectos persistirán y provocarán que la UE y EEUU caigan en una severa recesión en la primera mitad de 2023.

El dólar se mantendrá fuerte por razones independientes de la guerra en Ucrania, que tienen que ver con una creciente crisis de liquidez global. Las acciones caerán significativamente debido a la recesión.

Los bonos tendrán un buen desempeño a medida que los tipos de interés bajen junto con el declive económico. El oro se mantendrá fuerte a medida que más países busquen formas de evitar las sanciones económicas de EEUU y los bancos centrales se diversifiquen de los dólares al oro.

Prepárese para una mayor volatilidad a medida que nos acercamos a los meses de invierno. Guardar dinero en efectivo sería recomendable.

ECONOMÍA